Por suerte, "biología" no significa destino. En 1994, Patricia Brennan y otros colegas de la Universidad Emory en Atlanta, Estados Unidos, estudiaron las interacciones entre las complicaciones en el parto y la primera infancia en un grupo de hombres daneses. Encontraron que, mientras que las complicaciones aumentan el riesgo de comportamiento criminal más tarde, es el rechazo materno lo que causa un marcado ascenso de las probabilidades de ser violento a los 18 años. Por fin, los investigadores están empezando a desentrañar cómo genes específicos y el ambiente social interactúan para producir cambios en el cerebro que influyen en el control emocional y la violencia en los niños.
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