En España el análisis específico de los delincuentes sexuales y la aplicación de programas con ellos se iniciaron en Cataluña en 1996.. La primera de estas investigaciones (1995) estudió una muestra de 29 violadores, autores de 226 delitos de diversas tipologías. La segunda (1996) analizó a 33 delincuentes sexuales que habían abusado de menores y eran autores de 116 delitos. Una tercera investigación (1998) estudió una muestra de delincuentes sexuales menores de edad con la finalidad de adaptar un programa específico para jóvenes. Como resultado de ello se creó el primer programa específico para delincuentes sexuales adaptado al contexto español y denominado Programa de Control de la Agresión Sexual (SAC). La primera aplicación de este programa se llevó a cabo paralelamente en dos centros penitenciarios de la provincia de Barcelona: Quatre Camins y Brians. Este mismo programa, con algunas adaptaciones, se aplica en la actualidad en diversas cárceles españolas.
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Más allá de las diferencias individuales, que necesariamente deberán ser estudiadas en cada caso, con mucha frecuencia los agresores sexuales suelen presentar problemas de tres tipos diferentes aunque interrelacionados: en su comportamiento sexual (lo que resulta obvio), en su conducta social
más amplia, y en su pensamiento (“distorsiones cognitivas”). El comportamiento sexual de muchos agresores sexuales se proyecta de un modo desviado hacia objetivos sexuales inaceptables, como
son los menores de edad o el uso de la violencia para forzar el sometimiento sexual de una mujer. Es decir “prefieren” estas formas desviadas de relación sexual, que son las que les resultan más excitantes, y no logran “inhibir” tales maneras de obtener placer.
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Cinco agresores sexuales con distintos perfiles delincuenciales cuentan a cara descubierta sus vidas y sus experiencias con la terapia SAC. La pregunta es si son todos realmente recuperables y cuántas oportunidades merecen personas que pueden causar tanto daño. La experiencia dice que encerrar a estos delincuentes durante años sin tratarlos no produce resultados. Más del 20 % acabará reincidiendo. La única esperanza son los nuevos programas de rehabilitación penitenciaria como el SAC (Control de la Agresión sexual) que ahora ha empezado a impartirse en varios penales españoles y que lleva diez años de pruebas en una cárcel de Barcelona. Las estadísticas dicen que entre los alumnos del SAC sólo reincide uno entre 25, pero los tiempos de evaluación son aún cortos. Hasta que transcurran diez años sin reincidencia, no se considera que el agresor sexual está totalmente rehabilitado.
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