Existe una variedad de sistemas de investigación diagnóstica, los que han conducido a diferentes conceptos de la psicopatía. El concepto norteamericano se ha nutrido de las aportaciones de Cleckey, Hare y, fundamentalmente, los DSM. La tradición europea (schneideriana), la cual ve a la psicopatía como un trastorno de personalidad más que como una desviación social, se refleja en los trabajos de Blackburn y en el ICD-10, aunque este último define esta condición en base a la grosera disparidad entre conducta y normas sociales. El mérito relativo del diagnóstico de psicopatía versus el de personalidad antisocial, como se describe en el DSM-IV, es materia de continuo debate. La personalidad antisocial suele estar referida primariamente al comportamiento -esto es, persistentes violaciones a las normas sociales-, en tanto que la psicopatía se la define no sólo por su conducta, sino también por sus rasgos afectivos y sus patrones de relaciones interpersonales.
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