Suele considerarse al menorquín Mateo Orfila como el padre de la toxicología y la medicina forense. Este menorquín singular de principios del siglo XIX logro fama inmortal por sus conocimientos de medicina y de química enseñando y ejerciendo durante años en París en donde se convirtió en toda un personaje publico. Eso era debido a entre otras cosas por su método tan personal de enseñar que de una forma muy analítica e incisiva iba directamente al meollo científico de la cuestión. Tened en cuenta que el tema de los venenos tenían entonces una gran repercusión pero que aún estaban envueltos de un aire fantasioso y casi mágico. La química acababa de ser revolucionada por Lavoissier y Orfila fue uno de sus principales seguidores aplicando esta ciencia a un campo tan sugerente como el de el efecto que hacen en los organismos vivos los compuestos químicos. Vaya la lectura de este interesante post en homenaje de uno de los científicos más eminentes y a la par tan desconocidos en nuestro país como es Orfila.
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